El 17 de mayo se conmemora la decisión de la Organización Mundial de la Salud, en 1990, de desclasificar la homosexualidad como un trastorno mental. Desde 2004 se creó el día internacional contra la Homofobia, la Transfobia y la Bifobia. Hace tiempo, especialmente en latinoamerica, los movimientos de disidencia sexual, afectiva y política hablamos de discursos de odio.
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Ese odio hacia nuestras identidades y expresiones de género que en la boca de quien ejerce la medicina nos expulsa del sistema de salud, en palabras de quienes facilitan la docencia nos deja fuera del sistema educativo y en manos del sistema productivo nos limita las fuentes de trabajo. Odio que en sentencias judiciales nos niega derechos.
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El odio que asesinó a Diana Sacayán, primer asesinato legalmente calificado como travesticidio, el odio que en 2019 le costó la vida a al menos 24 personas travestis y trans según datos relevados por las compañeras de La Rosa Naranja ( @larosanaranja_ac ), el odio que condena a Mariana Gómez por besar a su mujer en Constitución, el odio que mató a Pepa Gaitán, que encarceló a Higui por resistir una violación correctiva y condenó a Joe Lemonge por defenderse de sus agresores. El odio nos ha costado severos ataques a todas nuestras identidades.
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Esas expulsiones que se traducen en la ciudad en un complejo sistema de discriminación cuyas traducciones físicas y simbólicas tienen lugar en los propios hogares y en el espacio público compartido. Odio que es pandemia y como la del Covid-19 tiene su distribución geográfica mayormente arraigada en el AMBA y la vía pública como escenario de propagación (Fuente: Informe 2019 del Observatorio de Crimenes de Odio LGBT).
Basta de Lesbo, Gay, Bi, Trans, Transexual, Travesti, Intersex, No Binarie, Queer, (+) ODIO
Desde la organización del #IDAHOBIT nos invitan este 2020 a levantar el lema: ¡Tomaremos el espacio que es legítimamente nuestro, porque nuestras voces, nuestras historias, nuestras realidades vividas son importantes!
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