Era urgente comenzar así el 2021.
¡EMERGENCIA! un encuentro kiki ball con fantasía: Naturaleza.
La cultura del ball emerge en Nueva York, en los términos de una geografía hegemónica, pero sabemos que los territorios son más permeables, la subcultura del baile y las houses, pertenece a otras lógicas geopolíticas, es africana, latina y americana a la vez. Es queer, enrarecida, confunde las fronteras.
El ball es expresión de arte, deseo y expresión política. Esos walks son por los trofeos, la gloria y la expresión de un pensamiento político fundante: el deseo de todas las libertades.
La naturaleza fue la temática convocante de esta edición urgente para abrir el año que organizaron desde @emergenciakikiball las houses (casas) locales. Las casas son, en el marco de esta cultura y de la realidad de las personas LGBTI+, literamente eso: cobijo. Una familia con Mothers, Padres e Hijes por elección, por opción. Espacios de seguridad y contención a la realidad expulsante de los lazos "de sangre/origen" para con las identidades trans/ travestis, maricas, no binarias, etc...
La naturaleza fue la fantasía (temática de la convocatoria) para "evidenciar el estado de emergencia ambiental que sufrimos a nivel local y mundial, y para expresar nuestro rechazo ante las diversas formas de extractivismo y contaminación de nuestro planeta" en palabras de les organizadores, expresando además el rechazo a los desmontes, las megafactorías porcinas y la megaminería entre otras formas de extractivismo que atentan, junto a otras prácticas no sustentables, contra el futuro de la humanidad.
Durante sus participaciones, diversxs compañerxs reivindicaron consignas clave desde su arte: Veganismo como práctica de consumo no cruel con los animales, Ley de Humedales YA y contra la cotización de recursos naturales en la bolsa, entre otras...
A estos reclamos se le sumaban los propios de las necesidades urgentes del colectivo LGBTI+: Nueva Ley de VIH, Tuberculosis, Hepatitis e ITS, Ley Nacional de Cupo e Inclusión Laboral Travesti Trans y el rechazo de toda forma de discriminación y violencia hacia nuestra comunidad.
Lucas "Fauno" Gutierrez, activista y periodista, fue el encargado de transmitir unas palabras, para anticipar el baile, vinculando la resistencia LGBTI+ con la naturaleza: Nada más natural que ser marica, torta o trava, apuntado contra los discursos que tildan de contranatura nuestras prácticas afectivas, románticas, sexuales y políticas. También cuestionó las prácticas de consumo en general y en particular entre nuestras identidades, para que las prácticas extractivistas no tengan lugar entre nosotres.
Esta mirada integral de la realidad es muy característica de nuestras colectivas. Es una observación amplia sobre las categorías, es transversal y migrante, compleja, no se queda quieta y camina entre saberes, espacios y debates. Por eso aquí unx urbanista, habla de bailes, de deseos y de espacios públicos. Porque esa fue la componente sobre la que queríamos detenernos: el uso del espacio público para la realización de este ball.
En contexto de Distanciamiento Social, Preventivo y Obligatorio (DISPO), sosteniendo las prácticas de cuidarnos entre todxs, tuvo lugar en el espacio urbano (Plaza Clemente de la CABA) esta fiesta íntima, colectiva y pública. La intimidad cuirizada, una intimidad que no es sinónimo de privado en nuestrxs términos, sino de cuidado, de seguridad y de complicidad, pero es social, comunitaria y colectiva.
Sabemos que allí nos cuidamos entre nosotrxs, no nos cuida nadie más, lo confirmamos cuando iba cerrando el evento y la policía decidió que no habría más espacio para la expresión de nuestra cultural en esa plaza porteña. La presencia policial, en palabras de Fiordi, unx de lxs Mothers de las casas locales: "Reafirma nuestra cultura y valores, porque realmente representan todo eso que no queremos ser", invitando también a seguir "construyendo espacios seguros, para nosotrxs, para un mundo nuevo, con otras lógicas y temporalidades".
Esas nuevas lógicas y categorías que construímos habitando el espacio (urbano) con otras prácticas y que hacen posible la resistencia en lo público, este corrimiento de la frontera del universo privado que aborda simbólicamente el mundo público y confude.
Unas marcas en el solado de la plaza con cinta (verde, sí, aborterxs) y alguna señalética sugiriendo posiciones para la ubicación relativa de público/houses/invitadxs/jueces y el espacio para las walks fue lo único que hizo falta para que nuestras corporalidades extrañas fundaran territorio, subvirtiendo lo personal en lo político, lo privado en lo público. Esta fiesta de intimidad comunitaria no está pensada para entretener a otros, nos gusta la aclaración que repiten desde House of Glorieta: "No es tu espectáculo, es nuestra disidencia".
La intervención comunitaria, esa cuirización del espacio público generó en cada unx esa sensación de seguridad que no suele caracterizar nuestra experiencia urbana, porque allí somos víctimas de violencias. Esa seguridad de sabernos cuidadxs y contenidxs, cómplices entre aliadxs, porque lo que hicimos fue sacar del placar, del calabozo, del espacio privado aquellas prácticas que la sociedad y el estado quiere contener entre cuatro paredes.
SE VA A CAER, LO VAMOS A TIRAR es una expresión política para derrivar las prácticas del patriarcado que lo abordan todo, por eso respondemos de manera transversal, por eso cuestionamos lo establecido, desde el urbanismo hasta la danza. Cómo habitamos el espacio público colectivamente habla también de cómo pensamos el mundo, habla de nuestra idea de humanidad, la que queremos ser y la que no. Este ball fue un encuentro que confundió todas las prácticas, cuirizamos el espacio público y lo seguiremos haciendo, especialmente por el futuro de nuestra humanidad, por esas niñeces que también estuvieron presentes y vieron que había lugar en las plazas para nuestros besos, en la calle para nuestras expresiones, que allí estábamos para reinvindicar derechos e ibamos a seguir allí para que sean libres.
Let's have a kiki, una y otra vez.
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