10 años ya de saldada una deuda del Estado en el reconocimiento del matrimonio como ejercicio civil, no religioso ni obligatoriamente heterosexual.
El matrimonio como institución que nuclea la(s) familia(s) ahora igualaba uniones sin prejuicios por orientación sexual o identidad de género.
La ley sostiene aún una unión entre dos personas exclusivamente y si bien podemos seguir debatiendo si el matrimonio es meta desde las identidades que migramos de corporalidades colonizadas, cis o hetero, el reconocimiento trajo un poco de inclusión y el debate ciertamente nos hizo dar un movimiento hacia un mejor lugar.
Vamos por eliminar las barreras que pese al matrimonio igualitario nos violentan en el espacio público al manifestar nuestras afectividades no heterosexuales.
Para todes todo
Para nuestros amores también lo público
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